Llegó el día. Hoy se desarrollarán las elecciones presidenciales en Estados Unidos, que definirán la disputa entre la demócrata Kamala Harris y el republicano Donald Trump.
La maratón electoral comenzará desde temprano, con la apertura entre las 6 y las 7 de la mañana de los primeros colegios electorales en la costa Este, pero en algunos municipios de Maine las urnas abren mucho después, en un país que atraviesa seis husos horarios, del Atlántico al Pacífico, con la posibilidad real de que sean necesarios días -quizás más que los cuatro de 2020- para decretar al próximo presidente estadounidense. A menos que se produzca una (inesperada) ola roja o azul que de inmediato indique un claro ganador: en este caso el resultado podría llegar a las 23, hora Argentina.
Además de elegir a la fórmula presidencial que gobernará por los próximos cuatro años, se elegirán legisladores para la Cámara de Representantes y el Senado y autoridades estatales y locales. Unos 240.000.000 de ciudadanos están citados a emitir su voto, pero de ese total se estima que alrededor de 120.000.000 se registraron para participar en la votación.
En ese sentido, aproximadamente 75.000.000 de personas emitieron ya su voto en el período de votación anticipada. En Carolina del Norte, casi 4.000.000 de votantes establecieron un récord de votación anticipada en persona en el estado en medio de la devastación causada por el huracán Helene. Los votantes de Georgia también establecieron un récord con 4.000.000 de votantes emitiendo su voto anticipado.
Mientras la nación entra en una de las semanas más importantes de la historia política reciente, con franjas de estadounidenses nerviosos por casi todos los aspectos del proceso electoral, los funcionarios de todo el país han realizado un esfuerzo furioso para apuntalar las elecciones, incluso introduciendo nuevas protecciones para su propia seguridad. Gran parte de su preocupación se debe a la violenta culminación de la carrera presidencial de 2020 en el Capitolio el 6 de enero de 2021.
Este año, la campaña de Trump y sus aliados ha cambiado su mensaje y han pedido a sus votantes que emitan su voto anticipadamente incluso si no se sienten cómodos con esa perspectiva (una desconfianza causada en gran medida por las numerosas acusaciones falsas de Trump sobre el voto por correo).
Las encuestas vaticinan que las elecciones serán unas de las más reñidas de la historia de los Estados Unidos. Un promedio de sondeos del sitio RealClearPolitics marcan una competencia disputadísima en la primera potencia global, con algunas encuestas que dan al republicano como ganador, mientras que otros marcan un repunte de Harris en el último tramo de la campaña.
En un complejo y controvertido sistema, en Estados Unidos es posible que no gane el candidato más votado sino el que alcance una mayoría de 270 de los 538 votos del Colegio Electoral, sumando muchos estados o estados de gran peso demográfico. Se sabe que 38 de los 50 estados han votado por el mismo partido político entre 2000 y 2016. Por ejemplo, California o Nueva York son estados “azules” porque siempre eligen candidatos demócratas y otros como Oklahoma, Arkansas o Texas son “rojos” porque se inclinan por los republicanos.
Por eso el ganador casi siempre se decide por un puñado de estados conocidos como “swing states”, o sea que oscilan de un partido a otro según la elección. Todo indica que las presidenciales esta vez dependerán de siete distritos clave, con electorados “púrpura”, o más mezclados: Wisconsin, Michigan, Pennsylvania, Arizona, Nevada, Georgia y Carolina del Norte, donde Trump y Harris pelean cabeza a cabeza y dedican todo su tiempo en el tramo final de la campaña.
Kamala Harris y Donald Trump apuraban sus últimas horas de campaña ayer en el estado de Pennsylvania, en el último día de unas elecciones en Estados Unidos muy reñidas que tienen en ascuas al mundo.
La vicepresidenta demócrata y su rival, el ex presidente republicano, pelean por los estadounidenses indecisos para desempatar las encuestas. Harris se pasó el día en el mencionado estado y tenía planeado terminarlo a lo grande, con la participación de Lady Gaga en un mitin en Filadelfia.
Trump, por su parte, planeaba viajar además a Carolina del Norte y Míchigan. El ex presidente ha intensificado su retórica violenta en busca de un segundo mandato, que lo convertiría en el primer presidente convicto y, a sus 78 años, en el mandatario de mayor edad.
Trump confía en su retórica antimigrantes, a los que acusa de “envenenar la sangre del país”, y la inflación, con una campaña que no ha escatimado golpes. Por su parte, en Míchigan, Harris cortejó a la comunidad áraboestadounidense, compuesta por unas 200.000 personas enfadadas por el apoyo militar de Estados Unidos en la guerra entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza.