La política recesiva del gobierno de Javier Milei no solo profundiza las desigualdades sociales y la transferencia de recursos hacia los sectores más concentrados de la economía, sino que lleva su práctica a niveles insólitos. Mientras la Argentina se yergue en los primeros lugares del podio como principal abastecedor de alimentos, en nueve de cada diez hogares hubo una reducción en la ingesta de alimentos y siete de cada diez jóvenes sufre algún tipo de desnutrición.
La Secretaría de Agricultura informó que la Argentina exportó 86,48 millones de toneladas de productos agroindustriales entre enero y octubre de 2024, lo cual representa un aumento del 51 por ciento en volumen respecto al mismo período de 2023. En términos de valor, las exportaciones totalizaron 39.813 millones de dólares, lo que significa un incremento del 23 por ciento en comparación con el año anterior.
Dese la dependencia oficial, señalaron que este crecimiento se debe a diversos factores, incluyendo “la mejora en las condiciones climáticas y las medidas gubernamentales para simplificar y facilitar el comercio exterior”. También se destaca la apertura de 70 nuevos mercados internacionales para los productos argentinos.
De los 54 complejos agroindustriales analizados, 16 alcanzaron sus mayores valores de exportación en los últimos cinco años y 28 complejos registraron incrementos superiores al 10 por ciento en valor con respecto a 2023.
Los complejos que mostraron las variaciones más significativas en valor en comparación con 2023 fueron: Azúcar: 512 por ciento, Algodón: 221 por ciento, Bebidas Alcohólicas: 139 por ciento, Trigo: 135 por ciento. Los diez complejos que concentraron el 86,4 por ciento del valor total exportado son: soja, maíz, bovinos, trigo, pesca y acuicultura, girasol, cebada, lácteos, maní, vitivinicultura.
Los principales destinos de las exportaciones argentinas durante este período fueron China, la Unión Europea, Brasil, Vietnam, India, Chile, Estados Unidos, Perú, Indonesia y Malasia.
Lo que se va no se come
La recesión provocó una caída del consumo interno, generando un sobre stock productos exportables.
Un trabajo realizado por la organización social Barrios de Pie, realizado en los barrios populares de 15 provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), reveló que el 87 por ciento de los hogares encuestados enfrenta algún grado de inseguridad alimentaria, “una cifra que evidencia la precariedad generalizada”, según argumentó Daniel Menéndez, el coordinador nacional de esa agrupación social y subsecretario de Economía Popular en el Ministerio de Desarrollo con la Comunidad de la provincia de Buenos Aires.
Entre esa población encuestada de manera presencial, el 60 por ciento sufre inseguridad alimentaria severa, lo que implica que, en el mes previo al trabajo, al menos una persona en estos hogares tuvo que omitir una comida completa debido a la falta de dinero o recursos.
“Este escenario refleja una situación crítica para quienes residen en estos barrios, donde las posibilidades de acceder a una dieta nutritiva y equilibrada son extremadamente limitadas”, dice el informe que estuvo bajo la dirección técnica de los doctores Marcos Caviglia y Lucas Drucaroff y el especialista Rodrigo Ruiz.
El análisis se basó en indicadores y metodologías validadas por organizaciones internacionales y nacionales, incluyendo la Escala FIES de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), para la medición de inseguridad alimentaria y las categorías alimentarias definidas en la Segunda Encuesta Nacional de Nutrición y Salud del Ministerio de Salud de la Nación.
El Destape